Valdemorillo hace grande su romería con los centenares de personas que, entre sones serranos, pasos
Abriendo paso los jinetes y, tras ellos, la Fiesta marchando del pueblo a la ermita, cobrando acento en el ‘arcoíris’ dibujado de continuo por el revuelo de las faldas en contraste con chalecos y fajas, y alpargatas imparables…, secuencia continua, estampa de danza compartida, ilusionante, tan de todos, surgida a cada nota de Los Malangosto.
Porque con ellos volvió el toque de folclore castellano, el sonido de una jornada del todo especial en la que esta villa se vuelca para salvar distancia hacia la ermita desplegando el gran ambiente que puso sello a este domingo 16 de junio en el que lució multicolor, multitudinario. Auténtica alegría flanqueando el camino hacia la Emita de Valmayor, allí donde las campanas repicaron con el eco de entusiasmo y tradición de este Día Grande para todo valdemorillense.
con el traje típico y compartiendo con todos los vecinos este día en el que, de modo tan festivo, arranca la nuevo período en el que avanzar en retos como el de impulsar la imagen local también a través de las tradiciones. De hecho, el nuevo equipo de gobierno ha querido estrenarse mostrando total participación y cercanía.
Con todo el color, los sones, la emoción y las mil estampas con las que Valdemorillo sabe festejar el día grande de su Romería, este domingo los vecinos, también las autoridades, los músicos sacando sus acordes al folklore de la tierra, las hermandades, todos, han salido a las calles, desplegando el gran ambiente que jalona el camino a la ermita de Valmayor. Lo han hecho, demostrando que este es pueblo al que le gusta especialmente vivir “al máximo” las fechas que forman parte de su identidad. Y así, centenares de personas formaron el cotejo que, abanderado por jinetes, fue paso a paso salvando los más de seis kilómetros a pie que se recorren cada año entre el casco urbano y la ermita de Valmayor para retornar la talla de la Señora de la Esperanza a su altar habitual. Un caminar que estuvo salpicado de alegría y en el que las alpargatas y el revuelo de faldas volvieron a dejar sus huellas y estela porque muchos de estos pasos se dieron, literalmente bailando.
Y es que con Los Malangosto elevando sones muchos de los asistentes, ataviados ellos con el traje típico de la zona, ellos con faja roja y negro chaleco, ellas de rojo, verde, amarillo y hasta morado en sus paños, no dudaron en seguir la costumbre y, en parejas sumadas por decenas, no parar de danzar ante la Virgen.
La espectacular salida de la Virgen del templo parroquial, irrumpiendo entre los acordes del himno nacional por la rampa de granito que añade tanta dificultad como vistosidad a la hora de dar la salida a la comitiva marcó el primer ‘compás’ de emoción, repetido a cada viva de los que se fueron lanzando, y seguido pronto por otro de los momentos no menos llamativo, el de la ’despedida’, llegados ya a la Plaza del Cristo, y donde, como manda la tradición, la imagen de San Isidro, portada en andas por miembros de la Hermandad de la Esclavitud del Santísimo Sacramento, se encarga del simbólico gesto. Y después, mucho más, incorporándose a la ‘caravana’ que este año, además, sumó aún mayor presencia de participantes y a la que a altura de La Nava se unieron los vehículos engalanados para la ocasión, sendas ‘carretas’, ganadora del primer premio del concurso convocado por el Ayuntamiento la presentada por Raquel, Amparo, Cristina, Laura y Marta, recibiendo también su trofeo como segunda clasificada la realizada por Patricia Y para hacerles entrega de las copas, el nuevo equipo de gobierno, que quiso estrenarse a las pocas horas de su toma de posesión mostrando máxima participación y cercanía, “disfrutando y compartiendo con todos un día tan especial para los valdemorillenses”. Y es que hasta el Alcalde, Santiago Villena, igualmente ataviado de serrano, dio sus buenos pasos de rondón a lo largo del camino.
En suma, este 16 de junio Valdemorillo demostró que sabe vivir y sentir su romería como una Fiesta con mayúsculas, haciendo a todos protagonistas del valor que encarna esta tradición, una Romería a la que hacen grande desde mayores a niños.